Los primeros en intentar describir el movimiento fueron los
astrónomos y los filósofos griegos. Hacia 1605, Galileo Galilei hizo sus
famosos estudios del movimiento de caída libre y de esferas en planos
inclinados a fin de comprender aspectos del movimiento relevantes en su tiempo,
como el movimiento de los planetas y de las balas de cañón. Posteriormente, el
estudio de la cicloide realizado por Evangelista Torricelli fue configurando lo
que se conocería como geometría del movimiento.
Luego las
aportaciones de Nicolás Copérnico, Tycho Brahe y Johannes Kepler expandieron
los horizontes en la descripción del movimiento durante el siglo XVI. En el
1687, con la publicación de la obra titulada Principia, Isaac Newton hizo la
mayor aportación conocida al estudio sistemático del movimiento. Isaac Newton fue
un físico y matemático inglés, considerado una de las mentes más brillantes en
la historia de la ciencia. Entre otros numerosos aportes, estableció las tres
leyes del movimiento que llevan su nombre, contribuyendo así al campo de la
dinámica, y también postuló la Ley de gravitación universal.
El nacimiento de la cinemática moderna tiene lugar con la alocución de
Pierre Varignon el 20 de enero de 1700 ante la Academia Real de las Ciencias de
París.2 Fue allí cuando definió la noción de aceleración y mostró cómo es
posible deducirla de la velocidad instantánea utilizando un simple procedimiento
de cálculo diferencial. En
la segunda mitad del siglo XVIII se produjeron más contribuciones por Jean Le
Rond d'Alembert, Leonhard Euler y André-Marie Ampère y continuaron con el
enunciado de la ley fundamental del centro instantáneo de rotación en el
movimiento plano, de Daniel Bernoulli. El vocablo cinemática fue creado por André-Marie Ampère (1775-1836),
quien delimitó el contenido de esta disciplina y aclaró su posición dentro del
campo de la mecánica. Desde entonces y hasta la actualidad la cinemática ha
continuado su desarrollo hasta adquirir una estructura propia.
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